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jueves, 12 de mayo de 2011

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13. Si se echa una ligera ojeada a esta obra [la Crítica de la razón pura] se puede quizá entender que su utilidad es sólo negativa: nos advierte que jamás nos aventuremos a traspasar los límites de la experiencia con la razón especulativa. Y, efectivamente, ésta es su primera utilidad. Pero tal utilidad se hace inmediatamente positiva cuando se reconoce que los principios con los que la razón especulativa sobrepasa sus límites no constituyen, de hecho, una ampliación, sino que, examinados de cerca, tienen como resultado indefectible una reducción de nuestro uso de la razón, ya que tales principios amenazan realmente con extender de forma indiscriminada los límites de la sensibilidad, a la que de hecho pertenecen, e incluso con suprimir el uso puro (práctico) de la razón *…+ Ello se ve claro cuando se reconoce que la razón pura tiene un uso práctico (el moral) absolutamente necesario, uso en el que ella se ve inevitablemente obligada a ir más allá de los límites de la sensibilidad (I. KANT, Crítica de la razón pura. Trad. de P. Ribas, Madrid, Alfaguara, 1978, p. 24).

a)   Contextualización del autor.
Estamos ante uno de los principales filósofos ilustrados. Immanuel Kant va a protagonizar un giro copernicano en el ámbito de la teoría del conocimiento, dando lugar a un idealismo trascendental que pondrá al sujeto en una situación predominante con respecto al objeto conocido. Su “Crítica de la razón pura” desembocará en el fin de la metafísica como ciencia, y dejará paso al uso de la razón práctica que recuperará los principales objetos metafísicos como postulados de la razón práctica.
b)   Tema.
Kant distingue dos usos de la razón, uno teórico, donde la razón no debe ir más allá de los límites de la sensibilidad, y uno práctico, donde sí puede traspasar tales límites, aunque no con ánimos de un conocimiento teórico.
c)   Ideas.
-      La tarea crítica de su gran obra “La Crítica de la razón pura”, parece a primera vista de corte negativo ya que nos plantea la imposibilidad de que la razón traspase los límites de la sensibilidad.
-      No obstante, dicha labor crítica se torna en positiva cuando nos damos cuenta de que hasta la fecha la razón especulativa iba a la deriva, intentando construir castillos en el aire a base de conceptos vacíos de contenido.
-      Es cierto que, a través del uso teórico de la razón, la metafísica pone fin a su intención de convertirse en ciencia; los juicios sintéticos a priori en el ámbito de la metafísica no son posibles, nos dirá Kant, pero las entidades metafísicas no dejarán de tener su función, al menos en el uso práctico de la razón, en la que se convertirán en postulados de la razón práctica y explicarán el motivo por el que cada persona obedece al imperativo categórico y hace lo que debe.

d)   Relaciona las ideas entre sí.
En este texto de carácter argumentativo, Kant nos plantea, como primera tesis, la utilidad negativa de la tarea crítica, ya que, pone límites a la razón advirtiéndonos del peligro de traspasar los límites de la experiencia sensible en el ámbito del conocimiento; pero, a renglón seguido, nos dice que ese aparente sentido negativo de la crítica se torna en positivo ya que aunque creamos que estamos limitando el “poder” de la razón, lo que estamos haciendo realmente es poner las cosas en su sitio, dando su lugar al uso puro práctico de la razón, y desechando la razón especulativa que no nos llevaba a ningún sitio, tan sólo a creer que podíamos llegar a conocer lo que sólo es objeto de creencia. Por todo ello, concluye que lo que aparentemente parece destruido con la crítica a la metafísica, retoma su fuerza como postulados de la razón práctica.
e)   Explicación de las ideas.
Kant es el máximo representante de la llamada filosofía crítica y esto es así porque su tarea fundamental es someter a la razón al tribunal crítico que elimine de ella todos los elementos oscuros y no racionales. La tarea fundamental de este pensador, es hacer un juicio a la razón, para resolver las interpretaciones antagónicas e irreconciliables de la razón que había en su tiempo, entre  el dogmatismo racionalista que tomaba a la razón como la base o fundamento del conocimiento y de la moral y el  escepticismo empirista que llega a mantener que el fundamento se remite a lo dado a los sentidos.
Debemos tener en cuenta que Kant en el análisis de la facultad de conocer (uso teórico) establece las condiciones para el conocimiento científico, apreciando que es necesario aplicar los conceptos (categorías puras y conceptos a posteriori) a la información dada por los sentidos, con lo que deduce que la metafísica no es una ciencia, esto es, que no puede haber un conocimiento científico de Dios, del alma y del mundo (objetos metafísicos por antonomasia). Pero si bien no puede haber un conocimiento de estos tres objetos metafísicos, sí tienen un papel en la ética; en el uso práctico de la razón esos conceptos metafísicos sí podrán aplicarse más allá de la experiencia, pero sólo en tanto que somos seres prácticos, éticos; pero sin que por ello podamos afirmar que esos enunciados prácticos formen conocimientos. No son conocimientos ya que no podemos saberlos ciertos, sólo podemos tener fe, fe racional, en que lo son, porque sin ellos no será posible realizar los fines prácticos que la ética propone a todo ser racional.
De ahí cierta disociación en el pensamiento kantiano que se verá obligado a, por un lado, negar la validez a la metafísica en su uso para el conocimiento teórico de experiencia y, por el otro, a proponer el uso de esos mismos objetos de la metafísica a la razón cuando ésta intenta hacer reales sus objetivos morales o prácticos.

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