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jueves, 12 de mayo de 2011

COMENT. PAEG

COMENTARIO DE TEXTO. ORTEGA Y GASSET.
La vida humana es una realidad extraña, de la cual lo primero que conviene decir es que es la realidad radical, en el sentido de que a ella tenemos que referir todas las demás, ya que las demás realidades, efectivas o presuntas, tienen de uno u otro modo que aparecer en ella.
La nota más trivial, pero a la vez la más importante de la vida humana, es que el hombre no tiene otro remedio que estar haciendo algo para sostenerse en la existencia. La vida nos es dada, puesto que no nos la damos a nosotros mismos, sino que nos encontramos en ella de pronto y sin saber cómo. Pero la vida que no es dada no nos es dada hecha, sino que necesitamos hacérnosla nosotros, cada cual la suya. La vida es quehacer. Y lo más grave de estos quehaceres en que la vida consiste no es que sea preciso hacerlos, sino, en cierto modo, lo contrario; quiero decir, que nos encontramos siempre forzados a hacer algo, pero no nos encontramos nunca estrictamente forzados a hacer algo determinado, que no nos es impuesto este o el otro quehacer, como le es impuesta al astro su trayectoria o a la piedra su gravitación. Antes que hacer algo, tiene cada hombre que decidir, por su cuenta y riesgo, lo que va a hacer (J. ORTEGA Y GASSET, “Historia como sistema” en Historia como sistema y otros ensayos de filosofía, Madrid, Revista de Occidente/Alianza, 1981, pp. 13-14).

1-. Sitúa al autor en su contexto.
Ortega y Gasset es un filósofo de principios del s.XX, con una clara influencia de la filosofía alemana. Se enmarca dentro de la corriente filosófica del vitalismo, con tintes existencialistas, planteando que la vida es un quehacer que el individuo va construyendo basándose en su libertad.
2-. Tema.
La vida que nos es dada sin quererlo, es un quehacer, es algo que tenemos que ir construyendo a través de nuestras decisiones que son libre y no están determinadas o forzadas.
3-. Ideas principales.
-      La vida es una realidad radical, el fundamento y base de cualquier otra realidad.
-      La vida nos es dada, pero no nos es dada hecha, sino que hay que hacerla, construirla, elegir. La vida, por tanto, es un quehacer constante, para lo bueno y lo malo.
-      El ser humano se encuentra forzado a hacer algo pero no algo determinado, es decir, podemos elegir siempre, tenemos libertad para ello, y por tanto, cada ser humano, debe elegir, para bien o para mal, qué quiere hacer, qué opción de las que tiene quiere elegir.
4-. Relación entre ideas.
Ortega en este texto argumentativo parte de una idea crucial, la vida es algo extraño para el ser humano, es algo con lo que se encuentra, que se le da y al mismo tiempo es una realidad radical, fundamental y primigenia hacia la que todas las demás realidades se refieren; después de esta reflexión inicial, Ortega pasa a describirnos la vida como algo abierto, como un constante hacer, que no acaba nunca; Ortega insiste en la indeterminación de la vida, mostrándola como un camino de diversas direcciones, donde es ser humano, desde su libertad e indeterminación, elegirá una de las opciones, equivocándose o acertando con dicha decisión, ahí se encuentra lo interesante de la vida, que cada día la vamos haciendo, no sabiendo cómo va a resultar.
5-. Explicación de las ideas.
Partiendo del perspectivismo de Ortega, podemos empezar diciendo, para explicar este texto que versa sobre el concepto de vida, que la filosofía es partir del hecho de que toda razón es viviente. Esto significa que el problema radical de la vida es definir ese especial modo de ser que es nuestra vida. Pero vivir es lo único que nadie puede hacer por mí, ni yo, por supuesto, por nadie. Es mi ser más individual, lo menos abstracto. En resumidas cuentas, la filosofía es filosofar y filosofar es vivir.
El perspectivismo orteguiano afirma dos cosas:
1. Que todo conocimiento está anclado siempre en un punto de vista, en una situación concreta, en una circunstancia.
2. Que en su propia esencia, la realidad misma es multiforme, atendiendo a la pluralidad de puntos de vista.
La vida se encuentra a sí misma a la vez que descubrimos un mundo. Por esto, todo vivir es ocuparse con lo otro que no es uno mismo, todo vivir es convivir, es hallarse uno en medio de una circunstancia. Vivir es encontrarse frente a un mundo, pero también al contrario, el mundo al componerse sólo de lo que nos afecta es inseparable de nosotros. La vida nos es dada, somos arrojados a la existencia. Y esto que nos es dado es un problema que tenemos que resolver, y así, nadie espera su vida porque la vida ‘nos es disparada a quemarropa’. La vida es quehacer, aunque no cualquier quehacer, sino el que cada hombre tiene que hacer impuesto por su yo íntimo, que nos impele a una vocación o a un destino. Cada individuo tiene un proyecto de vida individual e intransferible. El ser del mundo no está dado, sino que es siempre perspectiva. La perspectiva aparece como una condición epistemológica para captar la auténtica realidad.
El perspectivismo sostiene la multiplicidad de los posibles puntos de vista sobre la realidad, pero esta multiplicidad debe ser unificada desde algún principio rector.
Este principio rector radica, para Ortega, en la afirmación de que esas perspectivas múltiples no son contradictorias y excluyentes unas para las otras. Muy al contrario, esas perspectivas deben ser unificadas, porque en cada una de ellas hay una gota de verdad; de modo que “la Verdad” está constituida por la unificación de las múltiples perspectivas.
Por último decir que el ser humano al verse forzado a elegir se adentra en el terreno de la moral, ya que al tener que elegir, se es libre (aunque no absolutamente porque la vida es fatalidad, por una parte) y al ser libre se asume la acción hecha o elegida por nosotros, es decir, que uno tiene que hacerse responsable de sus actos.

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