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jueves, 6 de octubre de 2011

SOFISTAS Y SÓCRATES

 Sobre el problema del conocimiento (asociado a los del arjé y el cambio):

La Filosofía, que había comenzado como reflexión sobre la Naturaleza en su conjunto, chocó muy pronto con el problema del conocimiento. ... Y es que, los primeros filósofos elaboraron teorías para todos los gustos:  no se ponían de acuerdo ni sobre el principio (o los principios) original de todas las cosas ni sobre si la esencia de la Realidad era el constante fluir o la inmutabilidad. De ahí que, los filósofos comenzarán a preguntarse si sería o no posible alcanzar conocimientos verdaderos acerca de esas cuestiones. Aquella disparidad de opiniones tenía que llevar irremediablemente a la duda epistemológica: ¡a lo mejor es que no era posible alcanzar un conocimiento absoluto sobre nada!  O, a lo mejor sí; lo que pasa es que no habíamos descubierto, aún,  cómo hacerlo ...

Bien, pues este va a ser el asunto central de la Filosofía en la 2ª mitad del siglo  -V ... y las posturas o actitudes filosóficas van a ser dos:  una, en contra del conocimiento absoluto (la de los sofistas);  y otra, a favor (la de Sócrates) ...
  1. Los  sofistas  adoptaron en el tema del conocimiento una actitud escéptica y relativista ... Escéptica: niegan la posibilidad para el ser humano de alcanzar conocimientos absolutos (=universalmente válidos). Y ello, porque, al contrario que los filósofos de la naturaleza, piensan que no existe nada absoluto (¿una Realidad auténtica oculta detrás de la Realidad aparente?) que pueda servir de objeto para ese tipo de conocimiento. Incluso admitiendo que existiera algo absoluto, algunos sostienen que el hombre no estaría capacitado para conocerlo. (En resumen, para los sofistas, el conocimiento absoluto no existe: si no hay una realidad absoluta, tampoco puede haber una verdad absoluta) ... Relativista: sostienen, en consecuencia con su escepticismo, que no existen verdades universalmente compartidas, sino opiniones más o menos generalizadas. Y ello, porque, para los sofistas, no existe nada absoluto, oculto tras las apariencias, que pueda ser conocido de forma totalmente objetiva por todos los hombres, sino que la única realidad que existe es la que se nos aparece a cada uno en cada circunstancia concreta: las cosas son lo que a cada uno le parece que son.  (En resumen, para los sofistas, todo conocimiento es relativo: sobre cualquier tema, cada hombre tiene su propia opinión, y es difícil, por no decir imposible que una opinión sea universalmente compartida, ya que el conocimiento depende de muchos factores: del estado de nuestras facultades sensitivas, de las circunstancias, de la experiencia de cada uno, etc.)  ... Esta actitud les condujo al convencionalismo, es decir, a sostener que la  “verdad”,  las  “normas”,  las  “leyes”, las “instituciones”, etc. eran fruto de convenciones o acuerdos entre los hombres.  ... Pero, llegar a acuerdos exige dialogar confrontando opiniones e intentado convencer. Por eso, para los sofistas, era muy importante ejercitarse en el arte de persuadir, de convencer con hábiles argumentos (eran maestros en el arte de la retórica). ... Y es que, Para los sofistas, lo que tenemos por verdad, por bueno, por justo, etc., en cada caso es simplemente una opinión que se ha hecho fuerte frente a las demás.
Con los sofistas desaparece la tradicional concepción de la verdad como alétheia (=des-ocultamiento de la auténtica realidad). Para los sofistas las cosas son tal y como aparecen , y no hay nada tras ellas que pueda ser conocido como realidad auténtica. De ahí que, en el tema del conocimiento nos movamos siempre en el terreno de la mera opinión, no en el de la verdad. ...
  1. La actitud de los sofistas no satisfacía a Sócrates, pues pensaba que si aceptamos el relativismo y el convencionalismo en todos los órdenes, tenemos que aceptar también que una persona con grandes dotes oratorias puede convertir en fuerte un argumento débil y que, por tanto, muchas veces se tomarán por verdaderas y justas cosas que no lo son en realidad. ... Cierto que Sócrates, como los sofistas, tampoco manejará ya la noción de verdad de los pensadores anteriores (verdad como alétheia). Pero, al contrario que los sofistas, Sócrates pensará que sí es posible alcanzar verdades absolutas. ... Para superar el escepticismo y el relativismo de los sofistas, Sócrates inaugura una nueva concepción del conocimiento verdadero. El conocimiento verdadero, según Sócrates, no consiste en el desvelamiento (alétheia) de una supuesta realidad auténtica oculta tras la realidad aparente, sino en el descubrimiento de lo universal en lo particular. ¿Y qué hay de universal en las cosas particulares? Según Sócrates, lo universal sería aquello que hace que cada cosa sea lo que es (lo que más tarde Aristóteles llamará `esencias´). ...   El método empleado por Sócrates para descubrir los universales es en realidad un método inductivo, ya que parte siempre del análisis de varios casos particulares para ver lo que tienen en común (que es lo universal); por ejemplo, después de haber estudiado muchas acciones buenas, intenta “abstraer” el universal de la “bondad”,  una vez que ha visto y analizado muchas cosas bellas,  intenta  “abstraer” el universal de la “belleza”, etc . ... El objetivo último del método socrático era encerrar en una definición el universal inmutable de la realidad estudiada. Las exactas definiciones de los universales constituirían, pues, los conocimientos auténticamente verdaderos (los conocimientos absolutos).  ... Sin embargo, hay que decir que Sócrates no consiguió dar nunca con una definición plenamente satisfactoria de ningún universal. …
A los universales del conocimiento existiendo en las cosas los llamará  Aristóteles esencias. Y a esos mismos universales existiendo en el pensamiento se les llamará más tarde conceptos. ...

Las cosas particulares cambian, pero los universales no. Por eso, sobre las cosas particulares tenemos meras opiniones, pero sobre los universales tenemos verdades absolutas.  ...