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domingo, 27 de marzo de 2011

texto de D. Hume

Texto nº 11: HUME
11. Cuando un hombre denomina a otro su enemigo, su rival, su antagonista, su adversario, se
entiende que habla el lenguaje del egoísmo y que expresa sentimientos que le son peculiares y que
surgen de su propia situación y de circunstancias particulares. Pero cuando otorga a cualquier hombre
los epítetos de vicioso, odioso o depravado, habla entonces otro lenguaje, y expresa sentimientos con
los que espera que todo su auditorio estará de acuerdo. Por lo tanto, aquí debe apartarse de su
situación privada y particular, y debe escoger un punto de vista que sea común a él y a los demás.
Debe mover algún principio universal de la constitución humana y pulsar una cuerda en la que toda la
humanidad esté de acuerdo y en armonía. Si, por tanto, quiere decir que este hombre posee
cualidades cuya tendencia es perniciosa para la sociedad, ha escogido este punto de vista común, y ha
tocado el principio de humanidad en el que todos los hombres concurren en cierto grado. (D. HUME,
Investigación sobre los principios de la moral, Sección IX, 1).

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