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domingo, 27 de marzo de 2011

Modelo contestación de J. Locke

MODELO DE CONTESTACIÓN
Autor:
J. Locke, célebre filósofo empirista inglés y uno de los padres del liberalismo político
(1632-1704), vivió los violentos conflictos religiosos que se sucedieron en Europa tras la
ruptura de la unidad del cristianismo y el desarrollo de las sectas.
Tema: La intolerancia estatal en materia religiosa.
Ideas principales:
1. La intolerancia religiosa ha sido la causa de los conflictos y las guerras dentro del
Cristianismo.
2. En contra de los que dice el evangelio, las autoridades eclesiásticas han
promovido la destrucción de los cismáticos y herejes.
3. Se han confundido, así, dos poderes completamente diferentes, la Iglesia y el
Estado.
Relación entre las ideas:
En este texto la tesis que se defiende aparece expuesta en las primeras líneas: La
intolerancia es la causa de los conflictos dentro del Cristianismo. Luego se constata un
hecho: la destrucción de los cismáticos y herejes a manos de la Iglesia, y se vierte una
acusación sobre los responsables eclesiásticos: la utilización del poder del Estado y del
fanatismo de las masas para saciar sus ambición de poder. Por último, se concluye que se
han mezclado el poder del Estado con el de la Iglesia.

Explicación de las ideas:
En este texto, el autor hace una dura crítica a las autoridades eclesiásticas puesto que
los considera responsables de las persecuciones, a fuego y espada, de las que venían
siendo objeto sus disidentes. La tolerancia, defiende Locke, es el rasgo más
característico de la verdadera religión y es conforme al Evangelio puesto que Cristo envió
a sus soldados a someter a las naciones y reunirlas dentro de su iglesia, no armados con
instrumentos de fuerza, sino predicando la paz y la caridad. La función de la religión no
es el lujo, ni obtener un dominio eclesiástico sino regular la vida de los hombres conforme
a las reglas de la virtud y de la piedad. Pero los jefes de la iglesia olvidando lo que dice el
evangelio y la caridad han usado el poder de las autoridades políticas contra aquellos que
tienen ideas diferentes en religión. Es decir, han usado el poder de legislar y castigar,
que es exclusivo del gobernante, para cuestiones religiosas confundiendo dos cosas que
son en sí mismas completamente diferentes, la Iglesia y el Estado.
Veamos que quiere decir con esto el autor:
Locke consideraba el Estado como una sociedad de hombres construida para preservar y
hacer progresar sus propios intereses civiles: la vida, la libertad, la salud, el descanso del
cuerpo y la posesión de las cosas como dinero, tierra, casa, etc. Es deber de todo
gobernante es garantizar a todos la posesión justa de estas cosas y frenar al que
pretenda violar las leyes bajo la amenaza de castigos. Pero su poder no es extensivo al
establecimiento de ningún artículo de fe o formas de culto. Respecto al cuidado del alma,
el príncipe no tiene porqué tener un mayor conocimiento que sus súbditos, de modo que ha
de permitir la libertad de credo.
La Iglesia es también una sociedad de hombres, creada libre y voluntariamente, pero con
un fin distinto: la adoración pública de Dios para obtener la vida eterna. Y las armas de
las que dispone para hacer cumplir sus deberes a sus miembros son la exhortación y el
consejo, pero nunca la fuerza externa que pertenece por entero al magistrado. Al poder
eclesiástico, la benevolencia le es suficiente autoridad.
Por lo tanto, Iglesia y Estado son esferas de poder distintas con límites exactos entre
una y otra: el gobierno puede legislar y castigar pero sólo en lo referente a los bienes
públicos. Mientras que la Iglesia ha de procurar el cuidado de las almas, pero bajo ningún
concepto obligando por la fuerza a los hombres a profesar determinadas doctrinas o
acatar uno u otro culto. Lo contrario, el fanatismo y la intolerancia, como dice el autor en
el texto, no conduce más que al conflicto y la guerra.

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